sábado, 26 de octubre de 2013

De qué lado está Usted?


El némesis del proceso revolucionario cubano hay que rastrearlo hasta sus mismos orígenes, cuando se impuso un sistema caudillista, piramidal y centralizado (huérfano de las herramientas de control popular que ofrecen la democracia ciudadana y la transparencia en el ejercicio del poder), sistema que favoreció el nacimiento y florecimiento de una nueva clase, que pasó del oportunismo al empoderamiento, haciendo de la corrupción y las redes de complicidad su método.
La Democracia, en palabras de Rosa Luxemburgo, no solo es necesaria para la Clase Trabajadora; “es indispensable, porque sólo en ella, en la lucha por la democracia, en el ejercicio de sus derechos, es donde el proletariado puede llegar al verdadero conocimiento de sus intereses de clase y de sus deberes históricos
Con Democracia Ciudadana y Transparencia, el Pueblo cubano hubiera transitado un camino de auto superación Política y auto “conocimiento de sus intereses de clase y de sus deberes históricos” vía su Revolución, creando sólidas bases para la construcción de un Nuevo tipo de Sociedad, pero ese no fue el caso.
En lugar de empoderar al proletariado, al campesino, al ciudadano; el caudillismo utilizó al lumpen proletario como tropa de choque y abrió las puertas a la burguesía oportunista y falaz, como administradora plenipotenciaria de los bienes del Pueblo, la que aprovechó la oportunidad para infiltrarse por todos los resquicios del Poder con la doble moral y el doble discurso que la caracterizan.
La POLÍTICA en el Socialismo debería estar enfocada a resolver los problemas que plantea la convivencia colectiva en una sociedad libre, compuesta por hombres y mujeres libres; debería ser el ejercicio del poder que busca un fin trascendente, sustentándose en la participación ciudadana REAL Y EFECTIVA, para garantizar la distribución y ejecución del poder con el objetivo fundamental de promover el bien común.
Cuando un grupúsculo de personas y en última instancia un caudillo, controla todo el poder, así como todas las organizaciones públicas, ciudadanas, sindicales, etc. y, además, cualquier forma de organización no aprobada por ese grupo de poder, es reprimida sistémicamente… no existe más política que la del grupo o clase dominante y se pierde el objetivo fundamental de promover el bien común.
En este contexto, la nueva Clase Dirigente comenzará a actuar conforme a sus propios intereses. Dicho esto sin entrar a debatir si las intenciones de ese grupo están o no están en sintonía con las expectativas y necesidades del Pueblo o solo les interesa su propio bienestar, por cuanto, SIN VERDADERA, DEMOCRÁTICA Y LIBRE PARTICIPACIÓN POPULAR, cualquier decisión trascendente, sin importar qué metodología de “consulta” se implemente desde la cúpula de Poder, será siempre adecuada al criterio personal de un dirigente o grupo, constituido en juez y parte, como ente por encima de la sociedad y no como parte de esta.
En tal estado de cosas, los ciudadanos, inconformes con la situación (siempre la gente estará inconforme con algo, sea trascendente o intrascendente, como tener que esperar por horas una guagua que no pasa)  y despojados, por sistema, de instrumentos democráticos que les permita canalizar su inconformidad, intentarán MANIFESTARSE y desahogar su frustración incluso de forma violenta (esas son las “indisciplinas” de las que habla el Gobierno cubano).
El pueblo cubano hace mucho “se lanzó a las calles” manifestando su inconformidad y frustraciones vía esas “indisciplinas”, aunque el Gobierno no quiera verlo o su discurso se enfoque en negarlo para negar la esencia misma del problema.
Como todo proceso DIALECTICO de lucha de contrarios, esta etapa de la Lucha de Clases en Cuba tiene que tener un desenlace. “Negar que hay contradicciones es mantener una posición metafísica” (eso lo dijo Engels).
Mientras el discurso oficial del Gobierno cubano es metafísico, en las altas esferas del Poder no solo se reconocen estas contradicciones, sino que se actúa para garantizar los beneficios después de sepultado el viejo sistema. El anteproyecto de Ley del Trabajo y otras leyes “aperturistas” que están imponiendo mediante sus conocidos métodos corporativistas es un claro ejemplo.
Hacernos creer que vivimos una “actualización del modelo socialista” en Cuba y no una Lucha de Clases, permite al régimen mantener a las “masas” inmersas y entretenidas en un PROCESO FICTICIO, mientras tras bambalinas instaura un Capitalismo amañado, que solo persigue deshacerse del compromiso original y consolidar a la Nueva Oligarquía en el siguiente nivel de beneficios sin responsabilidades “revolucionarias” para con el pueblo.
Olvidan estos señores que el carácter de lucha y oposición de contrarios es universal, que no somos inmortales, que los que tendrán que continuar el “trabajo” no serán los Históricos sino sus herederos… que el Pueblo cubano no es el mismo de hace medio siglo, que tampoco el Capitalismo al que intentan acceder como “ganadores” es el mismo de hace medio siglo… y que ni siquiera los Imperios dominantes son los mismos…

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